viernes, 15 de enero de 2010

Crónicas de un ambulatorio en el pueblo de los condenados: HAY QUE VER CON LA ABUELA.

Otra vez en este ambulatorio, le estoy agarrando cariño, sus gentes son sencillas, llanas, muy peculiares y hay veces que te parece estar en un cuento surrealista, pero creo que todos mis compañeros llegado un momento se sienten de esa forma.

Era aproximadamente las 03.00 de la madrugada, y yo ya estaba dormida en el sofá cuando vuelve a sonar el timbre, ¡mala pata!, demasiado bien iba la noche como para creérselo. Me levanto del sofá y respondo el telefonillo y lo que veo es la nuca de una señora mayor que dice: “¿Está el médico?”.

-“Si Sra., pase Ud.”- le respondo mientras le abro la puerta a través del telefonillo.

Ella pasa a la consulta de urgencias, con un caminar lento, arrastrando los pies, encorvada, viendo muy bien el suelo y mientras yo callada le doy su tiempo hasta que llega a la silla de la consulta. Definitivamente a medida que vamos envejeciendo la vida va desacelerando hasta que empieza a ser una cámara lenta.

La mujer se sienta y me dice:

- "¿Ud. es la doctora?"

- "Si soy yo, ¿en qué la puedo ayudar?"

- "Vera usté, es que yo estaba en la butaca de mi casa viendo la tele, y ya me iba a la cama; es que me acuesto tarde porque pa’ lo poco que duermo… bueno, la cuestión es que me iba a poner el pijama cuando mire lo que ma salío" - dice a la vez que empieza a bajarse una media que llegaba hasta media pierna (a unos cuatro dedos por debajo de la rodilla) y se ve justo desde la media hacia abajo, es decir toda aquella superficie que cubría la media, una piel enrojecida, irritada. Importante acotar que ese fin de semana estaban haciendo 40ºC y las medias era negras sintéticas gruesas y la mujer iba toda de negro. Luego dice – “es que lo peor no es eso, es que cuando me quito la otra media” – dice a la vez que se quita la otra – “veo que también tengo la pierna roja, a ver Doctora que yo ma sustao y me he disho: al médico a ver de qué va sé esto y me he venío”

- “Sra ¿no se le ha ocurrido que eso podría ser de las medias?” – le pregutno yo completamente incrédula.

- “Pos nó, pero cómo va sé de las medias, que yo llevo con estas medias tiempo y nunca ma salío eso”.

- “Ya claro, pero es que antes tampoco hacían 40ºC, vamos a ver Doña, que con el calor que está haciendo y esas medias tan gruesas y lo blanca que es Ud pues normal es que se le irrite la piel, lo que tiene que hacer es no ponerse medias, ¡que estamos a 40!”

- “¡Pero qué dice! ¿¡Cómo no me voy a poner la medias!? Si estas son del luto de mi marío, vamos como pa’ no llevarlas”

- “Sra, vamos a ver, ¿hace cuánto falleció su marido?”

- “Pos ya hace 6 años”

-“Yo creo que ya bastante luto le hemos hecho al pobre hombre, Ud no cree que podrá Ud hacer una excepción esta vez, visto como están las piernas”

- “Pero Dra. ¿¡Ud qué dice!?, vamos que no que no, no, no, no…. Que el luto de mi marío no me lo quito”

- “Bueno y no ha pensado de repente ponerse unas medias más finas, de algodón, que sean más fresquitas, ¿ah?”

- “¡Uh no! Que esas que Ud dice son mu feas, a ver como me arregla Ud esto, pero yo no me quito estas medias”

Y yo ya perdí un poco la paciencia – “Mire Doña haga lo que le parezca, pero que mientras se ponga Ud esas medias con este calor va a andar Ud con esas piernas irritadas, así que Ud verá”

- “Pero es que no hay una pastillita pa’ que no me inrrite las piernas”

- “Pero bueno, ¡si con quitarse las medias tiene!, mire pastillita para irritaciones no hay, de verdad haga Ud el favor de quitarse las medias un par de días y si le da vergüenza pues no salga Ud a la calle, que con el calor que está haciendo tampoco es que estén las cosas como para estar saliendo mucho, y venga ya ¡tirando pa’ casa que ya es muy tarde!”

- “Pero niña, es que no hay otra manera… hay que ver, que son las medias del luto de mi marío…”

Yo ya no me podía creer que estoy en un servicio de urgencias discutiendo a las 03.00 de la madrugada de medias con una abuela, con todos mis respetos a la doña, pero que las cosas no son así…

-“ Sra, lo siento, pero me parece una irresponsabilidad de mi parte darle un medicamento que puede tener efectos secundarios, para un problema que tiene tan fácil solución, como es cambiarse o quitarse las medias y un poquito de cremita Nivea”

- “Bueno, pos ná, pa’ casa a ver como me las apaño con lo de las medias…”

Le abrí la puerta mientras volvía a salir la señora todavía incrédula ella de que todo su problema fueran sus medias, y todavía incrédula yo de que esto se trate de una consulta de urgencias.